H. M. Andrea, centro, con algunos muchachos en el baile de graduación.

H. M. Andrea, centro, con algunos muchachos en el baile de graduación.

Por Hermana M. Andrea Ivanics

El Instituto Svetits es nuestra escuela en la Provincia húngara en Debrecen, Hungría., de 122 años de edad. Hasta 2012 era una escuela exclusivamente para niñas. Ahora educamos también niños en nuestro jardín de infantes y escuela primaria, como también que en nuestra  escuela secundaria.

Siendo una de las maestras presentes en 2012 quisiera compartir algo de lo que he aprendido en estos años.

En 2012, a la edad de 50, me embarqué en la educación de un curso de niños y niñas siguiendo los principios educacionales de la Madre Teresa: altos niveles, métodos de enseñanza motivadores, atención personalizada, amor, comprensión, aceptación y estrecho contacto con los padres. No  puedo afirmar que todo fue como esperado; sin embargo, la experiencia ha sido uno de los dones más lindos de mi actividad de maestro.

¿Qué aprendí durante los últimos seis años?

1. Niños y niñas son capaces de crear una verdadera comunidad, un ejemplo fiel de unidad en la diversidad.

Niños y niñas tienen diferentes enfoques para resolver problemas en su comunidad escolar. En una comunidad abierta, donde los miembros están dispuestos a escuchar atentamente las opiniones de los demás, los diferentes enfoques se comprueban como igualmente válidos y en realidad amplían nuestras mentes y nuestros corazones.

2. El mundo emocional de los niños es tan complicado como el de las niñas.

Me di cuenta de que los niños no son menos emocionales o más indiferentes que las niñas. Debido al concepto “machista” de nuestra sociedad, los niños tienden a sentirse obligados a ocultar sus sentimientos. Los varones adolescentes necesitan atención y cuidado personales exactamente tanto como sus camaradas femeninas.

3. Las capacidades y los intereses diferentes de los sexos necesitan diferentes programas.

Me di cuenta de que tengo que organizar una excursión escolar, un programa comunitario, un aula o un retiro  de modo co-educacional, en una forma que es distinta que para niñas únicamente.

4. El aprendizaje continuado y la renovación metodológica son una obligación.

Hasta 2012 yo enseñaba solamente a niñas; después de encargarme del curso mixto fui “obligada” a renovar mis métodos de enseñanza. Los modos de pensar y de hacer preguntas, los intereses y hábitos de aprender son muy diferentes entre niñas y niños.

5. El humor es un gran medio de educación.

El humor es un gran instrumento para aliviar la tensión; es también útil para mostrar auto-ironía y mostrar a un adolescente que no necesitamos todo el tiempo tomarnos en serio a nosotros mismos. Podemos permitirnos cometer faltas.

“A través de nuestro servicio apostólico somos enriquecidas nosotras mismas y aquéllos a quienes somos enviadas.”  Sois Enviadas, Constitución 25

Hace seis años el Señor me llamó a educar a niños juntos con niñas. ¡Estoy agradecida por este llamado! He sido enriquecida.

 

Fuente de la foto:  Albert Dremák, Debrecen, Hungría