Riesgo de ser transformada
Hermana Roxanne Schares,
Superiora General
Abrirnos a ser transformadas por Dios es un riesgo. Sin embargo, ese es el llamado que reconocemos las Hermanas Educadoras de Notre Dame/Las Hermanas de las Escuelas de Nuestra Señora al participar en la misión de Dios: “ser transformadas y transformar nuestro mundo, trayendo todo a la unidad…” (SE, C 48). Pero, ¿qué es la transformación; ¿Qué está involucrado?
La transformación real es mucho más que un simple cambio, ya que impacta toda nuestra vida y todas nuestras relaciones. Es un camino pascual que implica un serio trabajo del alma de las personas y de las comunidades y se convierte en un modo de vida que es asunto del corazón.
El camino transformador nos lleva a comprender el corazón de nuestra realidad, a explorar nuestro corazón humano, a descubrir el corazón de Dios, Dios que es amor. Al experimentar el amor de Dios, somos impulsadas al corazón del mundo a responder con el mismo amor y compasión de Dios. Es el amor de Dios que transforma.
¿Cómo y por dónde empezar? Las formas son innumerables. Este número de En Misión ofrece reflexiones sobre caminos transformadores de varias partes del mundo. Comparten experiencias de dejarse llevar, de salir de las zonas de confort, de emprender nuevos encuentros, de ir a las periferias, de ser solidarios, de abrazar el sufrimiento, de profundizar compromisos, de confiar en el poder de la oración.
Siempre, en cada viaje, habrá abandono, escucha, aprendizaje, crecimiento y evolución de nuevas relaciones de mayor reciprocidad y respeto, relaciones de comunión cada vez más profunda.
Es Dios quien da la gracia y hará la transformación si nos arriesgamos a abrirnos para ser transformadas – para recibir y cooperar con la gracia y participar en esta obra del corazón.
El riesgo es grande y la elección es costosa porque exige dejarse llevar y entregarse, trascenderse, actuar y vivir para la misión de Dios. ¿A qué profunda transformación nos estará invitando Dios a arriesgarnos?
