Origen de nuestra Congregación

Primera casa en Neunburg vorm Wald
Neunburg vorm Wald, Bavaria.

First house in Neunburg vorm Wald

La Congregación de las Hermanas de las Es-cuelas de Nuestra Señora fue fundada cuando el llamado de Dios halló eco en los corazones de personas fuertes en la fe, amplias en su vi-sión y valientes en su obrar. Es por este mis-terioso intercambio de llamado divino y res-puesta humana, que la Congregación existe hasta el día de hoy.

Aunque las raíces llegan a un pasado muy le-jano, la Congregación considera el 24 de octu-bre de 1833 como día de su fundación, porque fue en este día que Carolina Gerhardinger co-menzó, con dos jóvenes más, una vida religio-sa en comunidad, en Neunburg vorm Wald, en Baviera. El obrar de estas mujeres esta compe-netrado de una espiritualiad apostólica que plasmó sus propias vidas y afectó también profundamente la de muchas otras.

Los tiempos

Las consecuencias políticas y religiosas del Iluminismo y de la Revolución Francesa cau-saron en la Alemania del siglo XIX una situa- ción educacional de emergencia, de amplias consecuencias para la Iglesia y la sociedad. La insistencia de los racionalistas en la primacía de la razón debilitó la apreciación de la educa-ción cristiana; la confiscación de los bienes de la Iglesia por el Estado llevó a la supresión de muchas escuelas religiosas e hizo práctica-mente imposible que la juventud femenina pudiera recibir la más elemental educación.

Respuesta

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Obispo Michael Wittmann

El cierre de la escuela religiosa de Stadtamhof / Ratisbona, dirigida por las Canonesas de Notre Dame, hizo que Carolina Gerhardinger, enton-ces alumna de ellas, experimentara hondamen-te la crítica situación. Siguiendo el consejo del Cura Párroco de la Catedral, Miguel Witt-mann, Carolina y dos compañeras más fueron preparadas para maestras a fin de poder enseñar en la escuela para niñas de Stadtam-hof que continuó como colegio parroquial. Bajo la dirección espiritual del Padre Witt-mann reconoció Carolina cada vez más clara-mente su vocación. Compartió con él la pre-ocupación por la renovación de la vida reli-giosa. De esta inquietud común nació la deci-sión de fundar una comunidad religiosa que ayudaría a mejorar la situación social por medio del servicio de la educación. Ambos estaban convencidos de que la renovación de la sociedad dependería de la familia cristiana, en la cual tenía la madre, como primera educadora, una función importantísima. Por lo tanto resolvieron dedicar su comunidad al servicio de la educación cristiana de las niñas. Dedicaron su primer cuidado a las más pobres entre ellas, las que vivían en pueblos y ciudades pequeñas.

Francisco Sebastian Job

Padre Francisco Sebastián Job

Cuando falleció repentinamente el Obispo Wittmann en el momento crucial del comien-zo, Carolina, firme en su confianza en la Divi-na Providencia, y ayudada por un amigo de Wittmann, el Padre Francisco Sebastián Job, se animó a fundar la Congregación en el año 1833. Carolina, que había tomado el nombre de María Teresa de Jesús, usó como regla básica de su Congregación la de las Canonesas de Notre Dame. Esta orden, inspirada en la regla de San Agustín, fue fundada en 1597 por la Beata Alix le Clerc y San Pedro Fourier. La vida de la joven congregación fue influenciada decisivamente por el opúsculo del Padre Fran-cisco Sebastián Job, titulado “El espíritu de la Constitución de las Hermanas Pobres de las Escuelas de Notre Dame”.

Beata María Teresa de Jesús Gerhardinger

La espiritualidad de la Madre Teresa plasmó profundamente el espíritu d la Congregación. Su amor a Dios se alimentó y se fortaleció en la adoración del Santísimo Sacramento. Este amor encendió en ella el anhelo profundo de su vida: conocer a Dios y cumplir su voluntad. Todos sus esfuerzos estaban compenetrados por esta única y predominante preocupación: la gloria de Dios y la extensión de Su Reino. La Madre Teresa fundamentó su congregación en la pobreza para poder servir a los pobres, y la consagró a María, en quien reconoció el modelo para sí misma, para sus Hermanas y para las niñas a quienes servían. Como educa-dora, la Madre Teresa acentuó la indispensa-ble necesidad del testimonio y de la integra-ción de instrucción y formación.

La estructura de la Congregación surgió de la capacidad de la Madre Teresa de ver tanto las necesidades de aquellos a quienes ella servía como las de sus Hermanas. Ella las envió de a dos o de a tres para poder llegar a las zonas ru-rales. Con esto se apartó de la costumbre con-temporánea de los grandes conventos monás-ticos. Para mantener el mismo espíritu, la mis-ma orientación y las mismas metas entre las Hermanas, entre las casas filiales, y luego en-tre las Provincias, la Madre Teresa insistió en un gobierno unificador central para su Con-gregación. Contrastando con las costumbres establecidas y el espíritu reinante de la época, ella estaba convencida de que una mujer po-dría entender y por lo tanto también guiar y motivar mejor a sus Hermanas. Con gran con-fianza en Dios y profunda fidelidad a la Iglesia soportó los sufrimientos cuando sus puntos de vista sobre el gobierno de la Congregación fueron mal interpretados.

El Misterio Pascual

El Misterio Pascual marcó toda la vida de la Madre Teresa. Experimentó la muerte y la resurrección de un modo particular, cuando tuvo que luchar por el reconocimiento de la Congregación, y cuando luego recibió, llena de alegría, la aprobación de la Constitución de las Hermanas Pobres de las Escuelas de Nues-tra Señora, por el Papa Pío IX, en el año 1865.

La joven Congregación misma experimentó muchas veces dolor y nueva vida. Una extre-ma pobreza caracterizó las primeras décadas de su existencia. Personas que no pudieron comprender a las Hermanas, las despreciaron e insultaron. Después de 1860 sufrieron en Europa y América las consecuencias de las guerras.  Presiones  políticas  llevaron  a  la ex-pulsión de las Hermanas de Westfalia y Silesia en el año 1870.

Nueva vida y crecimiento

Al mismo tiempo, la Congregación experi-mentó un nuevo florecimiento. Apreciada y apoyada por la Jerarquía y los laicos, se exten-dió más allá de los límites de Baviera, en once países de Europa y América del Norte. Cuan-do falleció la Madre Teresa en 1879, vivían según su espíritu más de 2.500 Hermanas de las Escuelas de Nuestra Señora. Atendieron las necesidades de su tiempo, educando a niñas, especialmente en escuelas primarias, pero también en orfelinatos, hogares diurnos y escuelas industriales. Trabajaron en la forma-ción de futuras maestras y fueron pioneras en el desarrollo del jardín de infantes. Para jóve-nes que trabajaban en fábricas establecieron hogares y escuelas nocturnas a fin de facilitar-les una educación básica.

La Obra de Dios

Monseñor Adalberto Huhn, en su oración fú-nebre a la Madre Teresa, describió el pensa-miento de ésta referente al crecimiento de la Congregación, diciendo:

    “…Cuando ella  habló de su  Congregación,   la  llamó  con énfasis y respeto ´la  obra  de    Dios´… Su amor por  las  almas  la urgió a ir  desde un extremo de Europa  a  otro,  desde     un continente a otro; la preocupación por la     salvación  de  las almas fue el núcleo de todos  sus  desvelos… no  la  movió  el poder contar  con  un  gran número de Hermanas,  sino  la transformación  interior de  éstas a imagen  y  semejanza del Hijo de Dios crucificado…”

En profunda gratitud y con visión profética rezó: “Padre de los cielos… te damos gracias  por haber  dado  a  la  familia  de  las Hermanas Pobres de  las Escuelas  de Nuestra Señora  un  comienzo  tan  bendecido;  que este comienzo sea la garantía de su continuación y   plenificación.”                                   (Friess)

Mother Theresa Tapestry
Mother Theresa Tapestry

Beatificación

La iglesia católica planteó la vida y obra de la Madre Teresa como modelo para todos cuando fue beatificada por el Papa Juan Pablo II el 17 de noviembre de 1985. Puede obtener más información en el sitio web de Sturdy Roots: Leavea los videos destacados de la ceremonia.